„2010 es ya una fecha histórica para los taurinos catalanes. Un toro les dejó sin ver esa temporada a José Tomás, su torero de referencia, su totem al que agarrarse en tiempos de dificultad. Y en ese año llegó la cornada parlamentaria que genera una hemorragia imposible ya de atajar. El parte de defunción está escrito y firmado, no tiene vuelta atrás, y lleva fecha de 1 de enero de 2012.
Pero hay un lapso de tiempo, una ensoñación de casi un año y medio a la que agarrarse. Tal vez los aficionados lo tomen como una prórroga inútil y, desanimados, decidan dejar de acudir a una Monumental cara y con carteles poco atractivos. Tal vez los empresarios taurinos de Barcelona se dejen llevar (nunca dieron una brazada de más para llegar a la orilla por temor a desfallecer en el intento) y en pocos meses el albero se llene de malas hierbas. Pero los ilusos vemos una cita aún, un canto del cisne definitivo: la nueva reaparición de José Tomás en la capital catalana. No hay fecha todavía, por supuesto. Los médicos tienen que hablar. Y el matador decidirse, por supuesto, pero no hay cartel más atractivo posible.”